Las máquinas y los inventos ejercen un poder de fascinación capaz de atraer el interés de los más pequeños. Si además le damos la posibilidad de contar con partes de la maquinaria como piezas y engranajes combinadas con partes del cuerpo humano y recurriendo a la estética que imperaba a finales del siglo XIX, nos trasladaremos a ese momento de inquietud científica, cuando escritores de gran capacidad imaginativa como Julio Verne recreaban e inventaban los más fabulosos artefactos. Presentando la posibilidad de crear todo un mundo de aparatos imaginarios, artilugios curiosos que nos permitan desde dar saltos de gigante, guardar recuerdos o viajar entre las nubes entre otros.