Cada año,
cuando el sol se echa a dormir por última vez,
un grupo de troles salvajes irrumpe en aquella casa
para devorar una suculenta cena.
Si no tuvieran servida semejante cena,
los troles cometerían algunas atrocidades.
La ayuda del monstruo devoratroles
será decisiva para superar tan difícil situación.
14,90€
Cada año,
cuando el sol se echa a dormir por última vez,
un grupo de troles salvajes irrumpe en aquella casa
para devorar una suculenta cena.
Si no tuvieran servida semejante cena,
los troles cometerían algunas atrocidades.
La ayuda del monstruo devoratroles
será decisiva para superar tan difícil situación.
Una intrépida viajera y su gigantesco acompañante trabajan,
con toda la prisa del mundo, pero con la cabeza fría y una buena dosis de sagacidad,
para ayudar a una buena e inocente familia que lleva años atemorizada
por unos personajes de colas largas y desrabotados, orejas chicas y orejones de dos palmos,
que comen como lobos, gritan como hienas y ensucian como puercos.
Cuando esa noche los bárbaros personajes se sientan a la mesa, solo encuentran fuentes vacías.
La aparición del monstruo devoratroles, cubierto con una piel de oso y enseñando los dientes,
resolverá definitivamente el problema.
Un cuento popular escandinavo que “Gonzalo García “Darabuc” adapta de la tradición oral,
como ha hecho ya con títulos como “Sopa de nada”, “Tres han de ser” o “A partes iguales”,
todos ellos publicados en OQO.
Las imágenes de la ilustradora americana Katrina Kopeloff, hechas con pluma y tintas, de trazo sencillo, suavemente coloreadas con acuarelas, y una tipología muy personal, aportan al texto una visión divertida y chispeante, y una sensación de movimiento y calidez que no pasa desapercibida para el lector infantil.