Colección

Loboferoz

Patacrúa & Chené Gómez

ISBN 978-84-9871-590-3

14,90

Cantidad:
INFORMACIÓN
  • Páginas 36 págs.
  • Encuadernación cartoné
  • Medidas 25x23 cm
  • Publicación febrero 2018

Érase una vez un lobo tan vago que, por no esforzarse, no comía más que sopas de arroz. Un día se miró en el espejo y, al verse tan flaco, decidió convertirse en un lobo feroz…

 


Descripción

Érase una vez un lobo tan vago que, por no esforzarse, no comía más que sopas de arroz. Un día se miró en el espejo y, al verse tan flaco, decidió convertirse en un lobo feroz…

 

En las primeras recopilaciones de cuentos rusos aparecieron numerosos relatos de animales, que se remontan a la época en que la principal subsistencia del hombre era la caza. Mientras los hombres cazaban, las mujeres ensalzaban a los animales, hablando de sus habilidades y astucia en la lucha con los más fuertes.

 

Estas historias que tratan sobre la maña de los animales durante siglos fueron relatadas con inagotable optimismo, y utilizadas como medio de educación estética y moral. La ambivalencia de Loboferoz y algunos pasajes del relato revelan la cultura original de esta historia: Rusia es un país de bosques, siempre hay un río cerca; y la costumbre de preparar el baño a los invitados que llegan, como indica el cerdo en este cuento hacia el desenlace de la historia, está condicionada por las grandes distancias y la dura climatología.

 

Con un argumento muy claro, frases acumulativas, diálogos repetitivos y un lenguaje ágil y sencillo, Loboferoz da rienda suelta a la fantasía, desplegando toda la fuerza de los personajes (cabra, vaca, cerdo, burro, oveja) en escenas humorísticas en las que, con ingenio y buen sentido, los animales domésticos que representan la inocencia acaban burlando al ruin y vil lobo.

 

Un universo fabuloso donde la astucia triunfa sobre la brutalidad, y el derecho a la vida y la armonía con la naturaleza acaban imponiéndose sobre la maldad. A través de la técnica de un collage muy sintético y con gran economía de recursos cromáticos, el ilustrador Chené Gómez busca los elementos esenciales de la historia, consiguiendo un ambiente minimalista y claramente efectivo, en el que con los recursos precisos consigue imprimir carácter y fuerza a los personajes y al universo en el que se desarrolla el relato.

 

Texto de Patacrúa, a partir de un cuento popular ruso

Ilustraciones de Chené Gómez

Traducción del gallego de Patacrúa