El rey se disponía a almorzar, como todos los días, en el comedor real. Al sentarse en el trono… se le clavó un alfiler en el culo.
—Ay! Ay! Ay! —se quejaba, suplicando ayuda.
Pero nadie se atrevía a tocar el trasero del rey.
El rey se disponía a almorzar, como todos los días, en el comedor real. Al sentarse en el trono… se le clavó un alfiler en el culo.
—Ay! Ay! Ay! —se quejaba, suplicando ayuda.
Pero nadie se atrevía a tocar el trasero del rey.
Desmitificando las costumbres y los hábitos de palacio, Raquel Saiz construye un texto ágil, sencillo y divertido, muy apropiado para los más pequeños.
Con ingenio y gran sentido del humor, nos muestra la cara más absurda de personas de alta categoría social que, por causa de su rango, parecen incapaces de resolver un asunto tan
sencillo como el de quitarle un alfiler del culo al rey.
Las ilustraciones de Evelyn Daviddi presentan una simpática sucesión de personajes que se van acumulando a lo largo de la historia. De esta manera, con cada escena se refuerza el carácter
cómico del texto y se recrea, con humor e ironía, lo absurdo de la situación.
Texto de Raquel Saiz
Ilustraciones de Evelyn Daviddi