El Rey Curro tenía orejas de burro y su barbero era el único que lo sabía. Incapaz de mantenerse en silencio, decidió cavar un agujero y ocultar su secreto bajo tierra. Allí nació un cañaveral, al que acudió un titiritero, que cortó una caña para hacer una flauta. Cuando comenzó a tocar el instrumento sonó, como por arte de magia, una melodía que decía: ¡El rey Curro tiene orejas de burro” que llegó a todos los habitantes del lugar…
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El Rey Curro tenía orejas de burro y su barbero era el único que lo sabía. Incapaz de mantenerse en silencio, decidió cavar un agujero y ocultar su secreto bajo tierra. Allí nació un cañaveral, al que acudió un titiritero, que cortó una caña para hacer una flauta. Cuando comenzó a tocar el instrumento sonó, como por arte de magia, una melodía que decía: ¡El rey Curro tiene orejas de burro” que llegó a todos los habitantes del lugar…
Inspirado en el mito del Rey Midas, El secreto del Rey Curro juega de modo humorístico con un personaje que no acepta su defecto físico: El rey Curro tiene orejas de burro. Este “secreto” es fuente de angustia para el que lo lleva, y produce peso interior al que lo ha de guardar. En el desenlace de la historia el rey acaba por descubrir su condición y, felizmente, liberarse de la molestia y la carga del “secreto”. En este sentido, al movilizar su acción final en función de la toma de conciencia y aceptación de si mismo el rey se siente realizado.
Basados en este mito se escribieron cuentos y leyendas en distintos rincones del mundo. Se han constatado distintas variantes donde aparecen reyes que esconden variopintas peculiaridades físicas o vicios inconfesables (como mascar hierba, en un antiguo cuento Birmano). Lo común a todas las versiones es la imposibilidad de guardar el secreto por parte del barbero, criado o vasallo que lo descubre y promete fidelidad al rey. Los distintos intentos de buscar un lugar apartado y solitario (cementerio, mar) pertenecen a versiones de pueblos de Asia y Mediterráneo oriental. El secreto será escondido en la tierra, en la arena o en el tronco de un árbol. El desenlace común es el descubrimiento del secreto revelado por el viento, la flauta de caña o bambú, el arpa o el tambor o violín elaborado con el tronco del árbol, según la trama de la historia. Entre los cuentos folklóricos europeos, Aarne y Thompson clasifican este relato en relación al tipo “la verdad sale a la luz”. Sergio Mora aporta al cuento unas ilustraciones altamente humorísticas y expresivas, que conjugan el carácter hiperbólico de los personajes; colores vivos y espacios que juegan con la perspectiva y los diferentes planos, detalles en la ilustración que incitan a recrearse en múltiples ocasiones en la lectura del libro.
Texto de Patacrúa, a partir de un cuento basado en el mito del rey Midas
Ilustraciones de Sergio Mora