Los niños aprenden casi sin tener conciencia de su propia evolución. Codrilo, a pesar de que aún es pequeño, refleja cierta madurez porque es capaz de afrontar sus necesidades y trata de actuar con independencia.
Codrilo se moría hambre, pero mamá cocodrila tenía que vigilar su nido. En el nido había un huevo y en el huevo… un hermano. Codrilo se marchó dispuesto a cazar solo, pero todavía era un poco pequeño y no estaba acostumbrado buscarse la merienda.
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Los niños aprenden casi sin tener conciencia de su propia evolución. Codrilo, a pesar de que aún es pequeño, refleja cierta madurez porque es capaz de afrontar sus necesidades y trata de actuar con independencia.
Codrilo se moría hambre, pero mamá cocodrila tenía que vigilar su nido. En el nido había un huevo y en el huevo… un hermano. Codrilo se marchó dispuesto a cazar solo, pero todavía era un poco pequeño y no estaba acostumbrado buscarse la merienda.
El ciclo de la vida, el crecimiento y el nacimiento de un hermano supone para él, enfrentarse a nuevas exigencias y de alguna manera, esta nueva situación hará que rompa con ciertos vínculos familiares y gane autonomía. En cualquier caso, el nacimiento de un hermano es algo hermoso que supone más ventajas que inconvenientes. Por ello, los temores del pequeño quedan totalmente diluidos cuando entiende que no precisa rivalizar por el afecto.
Una historia sencilla, narrada con musicalidad y recreada con ilustraciones tiernas y coloristas. Unas imágenes cómplices que permiten que nos acerquemos a los sentimientos y emociones del protagonista.
Texto de Roberto Aliaga
Ilustraciones de Minako Chiba