Colección

¿Has visto al león?

Armando Quintero & Géraldine Alibeu

ISBN 978-84-9871-231-5

14,90

Cantidad:
INFORMACIÓN
  • Páginas 48 págs.
  • Encuadernación cartoné
  • Medidas 25x23 cm
  • Publicación mayo 2010

—¿Has visto al león? –preguntó la rana–.

   Le traigo una carta que huele a hierba fresca

   y a flores recién cortadas.

 


Descripción

—¿Has visto al león? –preguntó la rana–.

   Le traigo una carta que huele a hierba fresca

   y a flores recién cortadas.

 

A través de esta fórmula, cargada de lirismo, que la rana repite a cada uno de los animales con los que se encuentra, este álbum completa página a página una especie de puzzle de criaturas de la selva, cuyas respuestas se convierten en pequeñas pistas.

 

En ellas se revelan detalles que llevarán al incansable anfibio a averiguar el paradero del león, al tiempo que incrementan su curiosidad, la de los habitantes de la selva y también la del lector por descubrir el motivo por el que sólo corre y corre; ni caza ni come y, sobre todo, su fijación por alcanzar la Luna.

 

El escritor uruguayo-venezolano Armando Quintero tiene una larga y reconocida trayectoria como narrador oral. Esta experiencia es evidente en la tensión narrativa que construye en ¿Has visto al león?, álbum que supone su segunda colaboración con OQO tras inaugurar con Caracoles la colección para primeros lectores nanOQOs.

 

El extraño comportamiento del león intriga a todos: alcanzar la Luna parece la pretensión de un loco o la proeza de un enamorado. Con el objetivo de reflejar su desconcierto, la ilustradora Géraldine Alibeu presenta a los animales de la selva en actitudes estáticas y reduce al límite la paleta de colores. Así, transmite la incapacidad de éstos, incluida la rana, para explicar lo que le sucede al león y que temen trastornado.

 

Por el contrario, Alibeu reserva para el león las ilustraciones en movimiento y con mayor cromatismo. De este modo, busca crear una atmósfera en la que se respire su urgencia y el motivo amoroso de la misma. Además, estas imágenes no tienen texto, con lo que el lector debe entrar en el terreno de las suposiciones para desentrañar lo que le ocurre al turbado Rey de la Selva.

 

La ilustradora francesa se suma al juego de que el lector sea uno más en este periplo investigador y pueda reconocerse, como si fuese su álter ego en ese pequeño nativo masai de constante presencia en el libro. Este niño sigue el devenir de la historia relajado y feliz pero muy atento, como todos los que se adentren en este collage plástico y narrativo que muestra como las más hermosas demostraciones de amor no exigen épicas hazañas.

 

Texto de Armando Quintero

Ilustraciones de Géraldine Alibeu